La Experiencia de la Hipertextualidad
El descubrimiento y expansión del uso del internet ha sido una de las más grandes revoluciones de los últimos tiempos. Como evidencian Marsahll McLuhan en La Galaxia Gutenberg (1) y Nicholas Carr en Superficiales (2), el uso de la Red marcó un proceso de transformación en nuestro modo de pensamiento. Así, perdimos actitudes y destrezas que habíamos desarrollado con la escrituralidad y la imprenta, pero al mismo tiempo ganamos nuevas habilidades.
Entre los múltiples cambios que introdujo la Red se encuentra el surgimiento de una nueva estructura textual, conocida como hipertexto. El hipertexto, según José Luis Gómez-Martínez, es una compilación de lexías, o bloques de textos enlazados, que permite una lectura abierta debido a la multiplicidad de enlaces introducidos por el autor, presentes a lo largo del texto y que nos llevan hacia elementos fuera de él, pero que a su vez contribuyen a su significación, permitiendo así un papel activo del lector en la construcción del significado textual. En palabras del autor “un hipertexto es una serie de lexias mutuamente enlazadas que siguen múltiples procesos de intertextualidad en diversos planos de contextualización” (3).
Un hipertexto difiere (pp. 81 - 83) de un texto común en diversos aspectos:
- - Interactividad/intertextualidad: los enlaces dispuestos por el autor permiten la conexión con otras herramientas e información que complementan el texto, como por ejemplo imágenes, audio, videos, otros textos, juegos, aplicaciones, páginas web etc., que ofrecen una experiencia diferente a la de los textos comunes que no cuentan no esta posibilidad. Se puede decir que proporcionan un entendimiento más completo del texto en cierta medida, debido a la intertextualidad de su constitución, esto es, la relación de varios textos que engloban el significado a nivel marco y micro.
- - Secuencialidad: Los enlaces del hipertexto permiten una lectura multi-secuencial. No solo porque rompen con la estructura lineal convencional del texto, que se caracteriza por una lectura ordenada de los contenidos, sino porque cada enlace representa una posibilidad de inicio/final. Esto quiere decir, que es posible empezar a leer el texto desde cualquiera de los enlaces, que llevarán al lector a contenidos alternos, así como es posible terminarlo en el enlace deseado. El autor debe disponer los enlaces teniendo en cuenta esta propiedad para que sin importar la elección del lector, el texto mantenga su coherencia.
- - Relación autor/texto/lector: La secuencialidad del hipertexto, a diferencia del texto, recae principalmente sobre el lector, que juega un papel activo en su comprensión, “[…]el orden, la estructura, el centro, es ahora construcción del lector. El hipertexto únicamente potencia, privilegia al lector en el momento de establecer su relación con el autor y el texto […]El hipertexto, como reconoce con acierto Brent, “permite al lector escoger no sólo lo que va a leer, sino también el orden en el que lo va a leer […]” (4).
El texto conduce al lector a donde quiere, mientras que en
el hipertexto es el lector quién decide a dónde ir. Del mismo modo, el papel
del autor toma nuevas características. El autor sigue teniendo la
estructuración del hipertexto en sus manos, pero lo hace creando una red de
lexias que profundizarán la relación del lector y el texto. Es él quién decide finalmente
qué información brindar y de qué manera asociarla a través de los enlaces, que
distribuirá según le parezca: “[…]escribe
ahora contando con los deseos/necesidades del lector, y potencia su autonomía a
través de enlaces que llevan a otros hipertextos” (5).
La historia del estudio de la relación entre autor/texto/lector ha estado marcada por diferentes perspectivas según la teoría y el contexto intelectual de la época. Así, la modernidad entendía al autor como el centro de la relación, pues este era quién definía los aspectos del entendimiento del texto que debía tener el lector y era quién lo estructuraba de manera exclusiva. Luego en la posmodernidad, el texto se independiza del autor y cobra el papel preponderante en la relación. Lo importante ahora es analizar la estructura del texto, qué nos dice por sí mismo.
Estas dos concepciones, principalmente la moderna, iban de la mano con el pensamiento que nos dejaron la escrituralidad (*) y la imprenta como medios de comunicación predominantes del hombre. Estaba atada a una visión estática del mundo, secuencial, lineal, que no concebía la transformación constante a la que la Red nos indujo, aunque en el discurso posmoderno se empieza a romper un poco este hermetismo. Sin embargo, la influencia de estos cuerpos de pensamiento no considera la hipertextualidad como una ganancia sino una pérdida. Son teorías que critican al hipertexto por su condición de ruptura con el texto secuencial convencional, y lo condenan por la pérdida de sentido y estructura que lo caracterizan según estas perspectivas.
Por el contrario, el principio antrópico, surgido a finales del siglo XX, permite una consideración y análisis adecuados para el mejor entendimiento de la hipertextualidad. Es el lector quien se constituye ahora en el centro de la triada, “[…] y por centro se entiende ahora el contexto desde el cual se efectúa la lectura. El hipertexto, con sus múltiples lexias enlazadas entre sí, facilita también una multiplicidad de lecturas” (6). El análisis crítico se desplaza ahora a la relación dialógica que entabla el lector con el texto gracias a la interactividad y los demás elementos anteriormente mencionados.
Por último, Gómez-Martínez plantea, en la misma línea que McLuhan, que estamos retomando aspectos de las comunidades orales y primitivas con el uso y los procesos, relaciones, condiciones, etc. que se derivan de las nuevas tecnologías y la Red. Para Gómez-Martínez, el hipertexto recobra las propiedades dinámicas que tenía la comunicación oral, en cuanto a la transformación constante del texto, que en este caso se hace gracias a la elección de los enlaces según el gusto del lector. Esta recuperación de la oralidad no significa la eliminación de las propiedades lineales que nos trajo el texto impreso, sino que representan la combinación de estos dos aspectos y una nueva experiencia y resignificación de los sujetos y prácticas en torno al autor/texto/lector.
NOTAS
(*) Para un estudio detallado sobre el cambio del pensamiento oral al escritural, vea Havelock, E. La musa aprende a escribir.
(*) Para un estudio detallado sobre el cambio del pensamiento oral al escritural, vea Havelock, E. La musa aprende a escribir.
BIBLIOGRAFÍA
(1) McLuhan, M. (1998) La Galaxia Gutenberg, Barcelona, Biblioteca Forum Selecta.
(2) Carr, N. (2010) Superficiales: Qué está haciendo internet con nuestras mentes?, Bogotá, Ed. Alfaguara.
(3), (4), (5) y (6) Gómez-Martínez, J.L , El hipertexto y su naturaleza [en línea] disponible en: http://www.ensayistas.org/critica/teoria/hipertexto/gomez/hipertexto4.htm. y El hipertexto y sus objetivos: para una teoría del hipertexto [en línea] disponible en: http://www.ensayistas.org/critica/teoria/hipertexto/gomez/hipertexto6.htm en Hacia un nuevo paradigma: El hipertexto como faceta socio-cultural de la tecnología.
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